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presión fiscal/ La
subida del IRPF a las plusvalías en bolsa e inmobiliarias a corto plazo
complica la planificación a los ahorradores de cara a 2013, ya que esta medida
convive con otros incrementos y con bonificaciones y no está claro el marco
temporal de su aplicación.
El
panorama fiscal de 2013 para los ahorradores se presenta complejo, ya que el
Gobierno ha lanzado varias reformas que afectan al ahorro, unas para fomentarlo
y otras que pueden retraerlo. El Ejecutivo ha avanzado que va a subir el IRPF a
las plusvalías financieras e inmobiliarias generadas en un año, que tributarán
por el tipo marginal del IRPF, que oscila entre el 24,75% y el 52%, a lo que se
suma el recargo autonómico, lo que en el caso de Cataluña lo dispara al 56%.
A
partir de entonces, pagarán a Hacienda lo mismo que tributan ahora, vigente
desde que el Ejecutivo del PP subió el IRPF el pasado enero: un 21% para menos
de 6.000 euros, un 25% para rentas de hasta 24.000 euros y un 27% más allá de
esa cantidad.
Sin
embargo, el alza fiscal sólo afecta a las ganancias pero no a los rendimientos
del capital, con lo que dividendos, intereses, pagarés, fondos de pensiones,
letras o depósitos se libran de la subida.
Los
expertos a los que ha consultado este diario alertan de que el aumento de
impuestos a las plusvalías a corto plazo tendrá más consecuencias de las
previstas. El Gobierno la ha presentado como una reforma que persigue castigar
al especulador, y algunas voces críticas han denunciado que se trata de otro parche
en el marco tributario.
En
cualquier caso, el castigo a las ganancias en un año que va a realizar el
Ejecutivo supone una revolución para la fiscalidad del ahorro, ya que deja
fuera del alza fiscal a los rendimientos del capital, con lo que fragmenta la
estructura del impuesto y crea distorsiones.
El
impacto alcanza a dos sectores tocados por la coyuntura. Por una parte, el
mercado bursátil, del que poco a poco se han visto expulsados los particulares
españoles ante la volatilidad, los únicos a los que va a afectar el alza
fiscal, ya que quedan exentos de su ámbito de influencia sociedades o
inversores extranjeros que son, precisamente, los colectivos que en estos
momentos especulan en el mercado.
La
reforma que lanza Hacienda privilegia así la inversión en activos financieros.
Se exime a los depósitos y a la deuda pública, lo que beneficia al Estado y,
según apuntan los fiscalistas que ha sondeado este periódico, discrimina a las
plusvalías.
Esto
implica que el Gobierno fractura la fiscalidad del ahorro, que empezó a
unificar precisamente el Ejecutivo de Aznar en 1998, justo por la distorsión
que suponía el tratamiento diferenciado del ahorro. Luis Bravo, socio de
Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, apunta que "el argumento para dar un
tratamiento específico a la renta del ahorro es muy contundente: no resulta
justo volver a gravar conforme a una tarifa progresiva los rendimientos de un
patrimonio que ya lo había hecho por proceder principalmente del trabajo y de
las actividades económicas".
Posteriores
gobiernos de distinto color siguieron en 2004 y 2008 en una línea muy parecida,
consolidando la dualidad del Impuesto con una base del ahorro de las rentas
derivadas de las inversiones de los sujetos pasivos, así como la eliminación del
castigo al corto plazo.
En lo
que respecta al mercado inmobiliario, los expertos apuntan que la reforma
asesta un nuevo golpe a este sector en caída libre y que supone un parche
más en el marco fiscal de la vivienda, que soporta cambios continuos. Cabe
deducir que el Gobierno espere más compras por la caída de precios pero es muy
difícil que estas transacciones generen plusvalías en los próximos meses.
En este
caso, la subida del IRPF a las plusvalías inmobiliarias se realiza cuando se
acaba de lanzar una exención del 50% para las plusvalías que generen las
viviendas que se compren entre 12 de mayo y 31 de diciembre de 2012, lo que
implica que la bonificación y el castigo fiscal convivirán en muchos casos.
A lo
que se suma que en enero entra en vigor la subida del IVA para la vivienda del
4% al 10% y el fin de la deducción en el IRPF por la compra de vivienda
habitual, entre otros cambios. La fiscalidad de la vivienda alcanza así una
gran complejidad.
Además,
en el caso de las plusvalías inmobiliarias, la subida afecta al particular
español pero no a los fondos buitre que especulan con activos tóxicos,
puesto que no son personas físicas. También perjudica a los ingresos de las comunidades
autónomas en un momento difícil, ya que verán mermada la recaudación por el
Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), que grava la compra-venta de
vivienda usada.
La
superposición de reformas y subidas de impuestos crea distorsiones, alertan los
expertos que hacen que a un particular que tribute por el 24,75%, para
plusvalías mayores de 6.000 euros le interesa más vender en un año y así
recibir un gravamen del marginal, en vez del 25% ó 27% que le correspondería si
vende más tarde.
A lo
que se suma que Hacienda no ha aclarado cuándo va a entrar en vigor la reforma.
Todo parece indicar que lo hará el 1 de enero de 2013, y que, según explican
los expertos, afectará a las ventas que se realicen a partir de entonces, por
lo que impactará en las compras que se hagan en 2012 siempre que no transcurra
un año hasta su venta en 2013. Sin embargo, no es totalmente descartable que la
norma explicite que la subida se aplica a un determinado marco temporal
anterior a 2013.
En
cuanto a los efectos, además de dudar de que la reforma castigue al
especulador, los expertos vaticinan que tendrá escaso efecto recaudatorio.
Ignacio
Albendea Solís, socio de Montero Aramburu Abogados, refrenda que "el
mercado inmobiliario está paralizado, por tanto, no se aprecia afán
recaudatorio en la medida, aunque el Gobierno sabe que el año que viene la
sociedad estatal que gestionará los activos inmobiliarios de las entidades
financieras comenzará a sacar al mercado todo el stock inmobiliario, con
unas expectativas de inundación del mercado de miles de inmuebles a precios muy
rebajados".
A
juicio de Albendea Solís. "la paralización del mercado inmobiliario no
proviene de los agentes u operadores en el mismo, si no de la falta de crédito
a las empresas y a los particulares, y hasta que no se resuelva la crisis
financiera, es decir, la de las entidades financieras, no volverá el mínimo
dinamismo que necesita el sector".
Con
todos estos factores en mente, los expertos recuerdan al Gobierno que una
reforma como la anunciada exige "un diseño técnicamente meticuloso, en
línea con el carácter analítico del impuesto y la complejidad del mismo".
Álvaro de la Vía, socio de Olswang, recuerda que, "en el fondo, se trata
de una modificación profunda de la estructura del tributo que necesita
sosiego".